lunes, 16 de julio de 2012

El camino de las sombras



El camino de las sombras es la primera entrega de una trilogía de literatura fantástica, El ángel de la noche. Y es la novela con que se ha dado a conocer Brent Weeks.

El protagonista es un chico de la calle, Azoth, que vive en Cenaria, en la Madriguera, un gueto de la ciudad donde los menos favorecidos sobreviven como pueden. Azoth tiene un enemigo, Rata, que le hace la vida imposible. Y lo que él desearía es poder vivir sin miedo. Por eso, cuando conoce a Durzo Blint, el mejor ejecutor de la ciudad, alguien a quien todos temen pero que no teme a nada, decide hacer lo que haga falta para convertirse en su aprendiz.

El oficio de Durzo, ejecutor, es una vuelta de tuerca más al de asesino. Un ejecutor siempre cumple sus encargos, es un maestro en cualquier técnica mortífera y, además, posee Talento, es decir, magia que le permite ampliar sus habilidades. Cuando alguien contrata a Durzo para matar a otro alguien, la vida de esa persona, el muriente, a partir de ese momento es puro trámite.

Además, el escenario de la novela es complicado, plagado de intrigas palaciegas y diplomáticas, en una ciudad gobernada en la sombra por el Sa’kagé, una organización criminal que controla los bajos fondos. Y para colmo, Khalidor, el país gobernado por el rey dios brujo conspira para conquistar el país.

Los personajes son variados y bien construidos. Azoth, el joven protagonista, agobiado por los sentimientos de culpa hacia su amiga, Muñeca; Durzo, tan duro aparentemente, tan enigmático; Muñeca, Elene, cuya vida cambia tanto gracias a Azoth; Logan, tan noble e ingenuo; Mama K, sorprendente hasta el final; los magos, los demás ejecutores y nobles, los Nueve del Sa’kagé, el rey… Muchos personajes, muchas tramas que van enlazándose y mezclándose… Una novela compleja donde a veces te pierdes un poco con las intrigas, porque la verdad, tiene giros argumentales de culebrón televisivo, con personajes que dicen una cosa y luego es otra, donde no puedes fiarte de que algo sea lo que parece y mucho secretismo, donde deduces que cierto personaje hace algo como parte de una trama mayor que solo puedes suponer. A veces la falta de información es un engorro, otras te engancha por tratar de saber lo que ocurre.

No es una novela perfecta, hay personajes, como Solon, que están algo abandonados, yo habría dado más importancia y páginas a los magos, porque intuyes que su labor es importante, pero es tan secreta y salen tan de vez en cuando que apenas rozan la trama principal; hay detalles que no se explican bien; la magia quizá sea poco elaborada o tópica (no en los medios, con lo del conducto y el modo en que el mago extrae energía y tal, que es original, sino en los efectos, que son típicos; ¿fuego de verde de brujo? pffff), salvo en el caso de los ejecutores, que es distinta pero sin alardes... Pero también tiene varios giros argumentales que sorprenden y es una novela lo bastante adictiva como para querer continuar leyendo el resto de la trilogía.



Quizá el peor defecto sea que los protagonistas sean asesinos, porque claro, el lector no puede identificarse, no puede desarrollar empatía hacia alguien que no es un héroe, sino lo contrario. Afortunadamente Durzo es un personaje lo bastante carismático como para no desagradar al lector a pesar de su oficio, y Kylar (Azoth) supongo que ni siquiera cuando mata pierde esa cierta honestidad que tenía de niño, aunque a veces él crea que sí.

Recuerdo que cuando la novela salió la ofrecían como alternativa para quienes habían disfrutado con El nombre del viento y estaban soportando la interminable espera hasta que salió El temor de un hombre sabio. Bueno, la verdad es que los libros de Rothfuss son mejores, no vamos a engañarnos. Hay pocos personajes que marquen tanto, que estén tan bien desarrollados y que conecten con el lector como Kvothe. Y además personalmente me gusta el estilo literario de aquel autor. Me gusta cómo escribe y tiene frases que son estilísticamente impecables, y otras que son hasta profundas. Por ejemplo, me gustó cuando dijo aquello de que “las preguntas que no podemos contestar son las que más nos enseñan. Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene es cierta información. Pero si le das una pregunta, él buscará sus propias respuestas”, en El temor de un hombre sabio.

 El camino de las sombras no es un mal libro, muy al contrario, pero tampoco creo que haya que presentarlo como alternativa a los otros. Además, ni siquiera es muy parecido. No es como esos libros clónicos que tanto me fastidian, que cuando triunfa uno, salen como hongos con argumentos calcados. No, este libro es válido por sí mismo. Compararlo con los de Rothfuss sirve como argucia comercial, pero también les basta su propia calidad. No es lo mejor que he leído, pero en el panorama actual de la novela fantástica ofrece una gran opción.

Quizá su mejor baza acude también en detrimento suyo. Los giros argumentales tan intrigantes y las motivaciones secretas de los personajes, que les hacen actuar con doblez, dan dinamismo a la trama y evitan que sea previsible, pero también pueden confundir al lector.

Volviendo al capítulo magia, a veces me recuerda un poco a la empleada por Jordan en su saga La rueda del tiempo, que creo que es la mejor que he leído de literatura fantástica. Aquello de tener un Talento, de sentir la magia como filamentos o tejidos… es algo que también aparece en esta saga, y que además creo que es una de las que más originalmente y mejor desarrolla el tema de la magia.

Y por lo demás, comentar algún detalle, como que de vez en cuando te sorprenden frases y salidas como la expresión “daga testicular”, que no sé muy bien lo que será, o el empeño de cierto personaje de confeccionarse un monedero con el escroto de su enemigo. Algunas respuestas, algunos pensamientos, te sorprenden, recordando un poco a Pratchett y su burla de la literatura fantástica. Me acordé especialmente de cuando, no sé ya en qué libro, está Rincewind con el héroe aquel que era viejo y desdentado rescatando a una chica a la que iban a sacrificar. Pero ella no quería que la rescataran, porque para ella era un honor, y al final el héroe (es que no recuerdo el nombre, lo siento) dice tan ancho “a tomar por culo”, y se la echa al hombro y la rescata igual. Me reí mucho con aquello, como con tantas cosas de los libros de Pratchett, y El camino de las sombras de vez en cuando… vale, muy de vez en cuando, te sorprende con alguna frase así.

Si te gusta la literatura fantástica, seguro que te gustará. Hay alguna saga mejor, pero también muchas peores, bastante peores.

Y un detalle más: me leí los agradecimientos del libro y todo. Normalmente empiezo siempre a leerlos, por educación, supongo, pero en cuanto empieza el chorreo de nombres que ni me van ni me vienen, paso y doy por finalizada la novela. Ésta en cambio, la leí hasta el final, hasta cuando el escritor te agradece que lo hayas hecho sorprendiéndose de ello cuando tan solo lo leen quienes esperan encontrar su nombre. Pero es que era interesante, no el coñazo que suele ser esta parte final de cualquier novela. Y es la única en la que los he leído, por eso quería destacarlo, porque hasta yo me he sorprendido.

Resumen: no está mal la novela, yo voy a leer la segunda parte en breve. Si te gusta lo fantástico, prueba. Os dejo el primer capítulo para que echéis un vistazo…



-Título: El camino de las sombras, El ángel de la noche I.

-Autor: Brent Weeks.

-Género: Narrativa fantástica.

-Editorial: Plaza&Janés o Debolsillo.

-Precio: 9,95€ en bolsillo.

-Isbn: 9788499893679 en bolsillo.

-Alma: de secretos, enigmas y traiciones, oscura, silenciosa y mortal.





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