lunes, 6 de agosto de 2012

Al filo de las sombras



Bueno, pues Al filo de las sombras es la segunda parte de la trilogía El ángel de la noche. Voy a dar por supuesto que si leéis esto es porque habéis leído ya el primer volumen. Así, si digo algo que os destripe el primer tomo, luego no digáis que no lo avisé. Si no lo habéis leído, leedlo antes y luego leed esta reseña. O por lo menos pasad la sinopsis, id directamente abajo, a donde pone "Más información", y clickad, y seguid leyendo por ahí. Aquí no voy a meter spoilers de esos del segundo volumen, pero sí habrá del primero, pues obviamente continuamos por donde lo dejamos ahí.

Bien, aclarado esto, si seguís leyendo y acabáis de enteraros de que Durzo muere al final del primer libro, se siente, os lo advertí.

El caso es que la ciudad ha sido conquistada, el rey dios Garoth ostenta el poder, nadie sabe que Logan y Jenine siguen vivos y Kylar solo desea comenzar desde cero con Elene y Uly.

En la ciudad caída, Jarl es el nuevo shinga, asesorado por Mama K. Pero no es un shinga común, pues posee un lado bueno, y hasta conspirará con el general Agon para tratar de recuperar la ciudad de manos de los Khalidorianos. Eso pasa por acabar con el rey dios, y claro, es una misión clara para Kylar. Sin embargo, el joven y portentoso ejecutor, que tiene más peligro que los gremlims cantando bajo la lluvia, desea dejar el camino de las sombras, cambiar de vida y ser feliz junto a Elene y la niña que han adoptado, Uly, hija del difunto Durzo.

La peculiar familia abandona la ciudad y se traslada, tras fingir la muerte de Kylar, a Caernarvon, una ciudad bastante más segura, donde comienzan una vida pacífica junto a la tía de Elene.

Pero las cosas nunca son tan sencillas, ¿verdad? Kylar pronto se verá desgarrado entre su moral, que repugna del asesinato y lucha por convertirse en boticario, y su instinto, que le llama a responder con violencia cuando sea necesario. Es un poco como Spiderman, que siempre estaba con el coñazo ese de los remordimientos y la divisón interna. Afortunadamente, aunque para Kyler es algo muy importante y a lo que da muchas vueltas, no aburre.

Y sea como sea, al final ocurre lo que debe ocurrir para que pueda existir una novela de casi seiscientas páginas: que las cosas se complican y se descontrolan. No os diré cómo, ni qué ocurre después de este comienzo, tendréis que leerlo.

Lo que sí diré es que esta segunda parte es esencialmente diferente a la anterior. Mientras que antes todo era más oscuro, porque Kyler y su maestro eran asesinos, criminales, y había más violencia y corrupción, esta segunda parte se centra más en la comprensión de lo que es el Ka’kari y cómo lo emplea Kylar. Pero vemos a este mucho más como un héroe, no como un asesino hacia el que debemos forzar nuestra empatía.

Si buscáis mucha acción, pensando que los acontecimientos del primer tomo la precipitarían en este, estáis equivocados y os vais a decepcionar. El final es épico, lo mismo que el anterior, pero hay pocas aventuras más. No me malinterpretéis, a mí me ha gustado más esta segunda parte que la anterior, pero hay muchos menos picos de acción y aventuras. Hay, por el contrario, más frustraciones por chascos del destino, que parece burlarse a menudo de los personajes, cuando pasan cerca de alguien que buscan, por ejemplo, pero no lo ven, cuando deberían saber algo pero no lo saben, o cuando están a punto de descubrir algo pero por azar se esfuma la oportunidad.

Todo esto redunda, claro, en el fuerte indiscutible que comparte este tomo con su predecesor: la complejidad de la trama. De hecho, no podemos hablar de una trama, sino de un conjunto de ellas que van desarrollándose, a veces tocándose e interfiriendo unas con otras, pero otras incluso independientes, como si fueran historias de libros distintos. Prácticamente cada personaje tiene una motivación, oculta o no, por lo que cada uno desarrolla su propia trama. Es algo que ya ocurría en el volumen anterior y que presta mucha complejidad a la obra, convirtiéndola en algo especial. Además, creo que en este segundo tomo hay menos confusión para el lector debida a los motivos secretos de cada personaje que en el anterior.

Aun así, sigue siendo complicado, pues muchos personajes apenas esbozan sus motivaciones, como Neph Dada, la hermana Ariel, etc. Porque esa es otra: en este tomo se ahonda mucho más en la historia de personajes que aparecían someramente en el anterior, y aparecen otros nuevos. Mama K y Agon, el rey dios, Vi… Los conoceremos mejor, su historia y sus relaciones. Y personajes que antes no eran tan importantes cobrarán importancia.

Poco más os puedo decir. En general me ha gustado, ya os digo, como el anterior o más, aunque el estilo es sutilmente distinto. Al comienzo hay más referencias sexuales, en plan gracia, y toda la primera parte es una especie de ironía sobre la vida doméstica, con los esfuerzos de Kyler por forjarse una vida normal. Ciertamente este tomo explota mucho más la ironía y el humor. No es que el primero careciera de estos atributos, pero aquí son más evidentes. Hay una escena al comienzo, cuando Kyler y Elene van a comprar unos aros de compromiso. Solo que no son anillos, y la escena está cargada de alusiones donde el término “perforarse” aparece a menudo…

Y me gustaría destacar que también se hace más evidente la influencia de la saga “La rueda del tiempo”, especialmente en el apartado de la magia. Si ya lo comenté en el primer volumen, acerca de las tramas con las que se usa la magia, que se pueden ver y sentir, y con ellas se tejen los hechizos, ahora aparece también la Serafín Blanca, homóloga a la Torre Blanca de la saga de Jordan, con hermanas divididas entre las que se casan y las que no, y que reclutan niñas con Talento, y con la hermana Ariel, que con su carácter despistado, su sabiduría y su habilidad para manipular a los demás sin que se enteren siguiendo designios que solo ella conoce, recuerda a las claras a una Verde de “La rueda del tiempo”. A ver si un día os hago una reseña de esta saga, que es de mis favoritas…

Por lo demás, sigo opinando que se trata de una de las sagas de literatura fantástica más recomendables, como la de Jordan o la de Rothfuss, como comenté ya en la anterior reseña. Y me reitero en que quienes la recomiendan como parecida a la de Rothfuss y como “premio de consolación” mientras se espera que salga un nuevo tomo de aquella, no ven que la saga de El ángel de la noche es lo bastante digna por sí misma como para no necesitar que se la trate como un sustituto de otra de éxito.

En cuanto a quién va dirigida, pues lo mismo que el anterior volumen: lo pueden leer todos a quienes les apasione la literatura fantástica. Hay violencia, pero no gore ni es algo en lo que Weeks se recree. Hay tacos y demás, pero seguramente los jóvenes pueden leerla también sin escándalo de sus padres.

Y ya solamente voy a comentar un par de cosas más. Por un lado, que me ha proporcionado otra buena definición del amor. Si Blanca como la nieve, roja como la sangre ya me dejó una muy buena, ahora debo sumarle otra: cuando amas, la baba de la otra persona se vuelve entrañable y no te importa que te caiga por encima. Es algo en lo que Kylar medita al principio, viajando en un carro y con Elene dormida sobre su pecho.

Y la otra es que después de reconoceros que el primer tomo había sido el primer libro del que había leído los agradecimientos, me he encontrado con que este no tiene. ¡¡No tiene agradecimientos!!??

 
-Título: Al filo de las sombras.
-Autor: Brent Weeks.
-Género: Narrativa fantástica.
-Editorial: Plaza&Janés o Debolsillo.
-Precio: 9,95€ en bolsillo.
-Isbn: 9788499893983 en bolsillo.
-Alma: sarcástica e irónica, envuelta en sombras e invisible, pero heroica.

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