Un buen
libro. Personalmente me gusta Agatha Christie, aunque tenga novelas mejores y
peores. El género policíaco no es mi favorito, pero me atraen este tipo de
historias, de corte más tradicional y en las que te pasas hoja tras hoja
pensando en quién será el culpable y descartando cada poco al candidato de
turno. Mucho mejor que la literatura
negra actual, influida por la nueva tendencia de explicarlo todo científicamente
y resolver los casos en un laboratorio forense. Es increíble la de sitios en los que tenemos ADN, casi da apuro ir de visita a casa de nadie, porque hagas lo que hagas, parece inevitable dejárselo todo perdido de restos tuyos. Mi vida ya no es la misma cada vez que voy a un hotel después de ver C.S.I., que hay restos de guarradas hasta por las paredes, que uno se pregunta dos cosas: 1, que cómo se las arreglan para salpicar ahí; 2, que dónde venden las lamparitas esas de luz morada para poder ver las cosas y no tocar nada. Y encima te saturan con términos rarísimos (yo creo que la mitad se los inventan, con que terminen en -ogía, en -metría, en -opia o en -osis...). Imaginaos: "manometría esofágica", por ejemplo. A mí me lo sueltan y me pasmo. Ni idea de lo que es, pero me suena fatal (claro, que peor me suena la manometría anal, que también la hay). Prefiero el sistema de
Christie: un protagonista que va haciendo preguntas, recopilando pistas y
atando cabos.
La autora, en
el prólogo, explica que La casa torcida
es una de sus novelas favoritas. Nos cuenta que la gente piensa que todos los
libros que escribe un escritor le suponen placer y le gustan por tal o cual
motivo, pero lo cierto es que a veces se
escribe por compromiso editorial, o se esboza una novela con retazos de tramas
que simplemente sobran de otras historias. En el caso de esta novela, Christie
explica que para ella fue un verdadero placer escribirla, y eso explica,
seguramente, que sea bastante buena.
La trama os
la explicaré brevemente para no desvelaros nada: