domingo, 25 de agosto de 2013

Inferno



La última novela de Dan Brown es, nuevamente, un adictivo thriller contrarreloj salpicado de aventuras, riesgos y obras de arte. Un poco como siempre, aunque en esta ocasión hay alguna diferencia respecto de anteriores novelas.

Pero lo primero es lo primero: Dante ocupa un lugar de honor en esta novela, especialmente su gran poema, la Divina Comedia, del que descubrirás interesantes detalles a lo largo de la narración. Se destaca sobretodo su primera parte, el Inferno, que probablemente sea la que más ha influido siempre, no solo a Brown, sino en general. Precisamente en la novela se menciona la sinfonía compuesta por Liszt basada en el poema, y que puede ser una buena banda sonora mientras lees esta reseña. Hala, dale al play:
 
El libro comienza, como es habitual en este autor, con una misteriosa muerte que irá desencadenando las situaciones posteriores, y que suelen consistir en Langdon resolviendo acertijos artísticos. Sí, porque el profesor Langdon protagoniza de nuevo esta historia, aunque Brown ha dado una nueva vuelta de tuerca, y ahora el sabelotodo profesor comienza con una amnesia que le impide recordar nada de los últimos dos días, incluido el motivo por el que se encuentra en Florencia en lugar de en su tranquila Universidad. Y en Florencia, ciudad del arte por antonomasia, será donde se desarrolle la mayor parte de la trama de la novela.
 
 
          De la mano de Brown iremos descubriendo los rincones de esta ciudad, como si fuera un cicerone que nos llevara en plan turistas por sus calles. Y es que el autor aprovecha la acción de su historia para intercalar detalles sobre la historia y arquitectura de la ciudad, hasta el punto de que Inferno casi, casi es una guía turística que desvela los edificios, restaurantes y obras de arte florentinas que no puedes perderte si planeas visitar la ciudad. Es lo más interesante de la novela, el recorrido turístico por Florencia y las demás ciudades donde se desarrolla. 
El arte domina de nuevo la trama. Por supuesto, la Divina Comedia es omnipresente, pero más bien como una referencia, una inspiración, no al modo en que la empleó Asensi en su El último Catón, libro excepcional que debes leer también si te gusta Dan Brown, que Matilde Asensi escribe mejor y encima es española, habrá que apoyar a los nuestros…
 
 
Pero en el recorrido de Langdon aparecen otras obras de arte (por algo está en Florencia).El mapa del Infierno de Botticelli, la Battaglia di Marciano de Vasari, la Apoteosis de Cosme I, del mismo autor… Son numerosas las referencias y curiosidades que Brown nos desvela al entrelazar estas obras en su trama. Y todo ello en un recorrido que cualquier turista podría realizar por Florencia recreando el libro. Bueno, casi, porque mi hermano mencionó, con razón, que seguramente no van a dejarte separar ningún cuadro de la pared para ver qué hay detrás (lo entenderéis al leerlo).







Desde luego, uno de los aspectos más interesantes es lo que aprendes, las anécdotas y curiosidades artísticas e históricas que salpican la obra.
Por lo demás, el estilo es similar a anteriores novelas del autor: capítulos muy breves que terminan de manera que fuerzan la curiosidad del lector por comenzar el siguiente. Mucha acción y prisas y carreras de un lado a otro. Y personajes interesantes aunque no excesivamente elaborados, apenas con una semblanza de pasado traumático que les aporte una falsa sensación de profundidad. Pero al fin y al cabo, tal y como dice Joël Dicker en su novela La verdad sobre el caso Harry Quebert, que es la que estoy leyendo ahora, hay autores que escriben libros buenos y autores que escriben libros entretenidos. Algunos pocos libros pueden ser las dos cosas. En el caso de Brown, son entretenidos. No esperes encontrar una obra maestra de la literatura, son libros que te servirán para pasar el rato divinamente, pero no van a procurarte un enorme enriquecimiento interior. Son novelas ideales para leer en verano, porque entretienen y enganchan sin complicar. Hace poco me preguntaron qué libro recomendaba: el último de Brown o el último de Follet. La respuesta es sencilla: Lea a Brown en verano y a Follet en invierno. (Esto no quiere decir que el último de Follet sea bueno, solo que es más pesado...).
En esta última entrega Brown hace acompañar a Langdon a una nueva damisela de las que suele colocarle, en plan "chica Bond". En esta ocasión se trata de Sienna Brooks, una mujer con un intelecto muy superior a la media y a la que las circunstancias ponen a compartir carreras al lado del profesor de simbología. ¿Su rasgo más llamativo? Sin entrar en spoilers sería algo así:
 
Mónica Naranjo en la Premios Amigo de 1998, retransmitidos por Antena3 Televisión.
 
Mencionar también que, aunque no es culpa de Langdon, sino del corrector, el libro está salpicado de faltas de ortografía. Quizás sea un aspecto que Planeta debería hacerse mirar…
Se nombran también diversas marcas, a modo de publicidad, y es que ya se saca dinero de todo. Se hace hincapié en la utilidad de los iPhone para conectarse en cualquier parte. Y me llamó la atención que Brown recomienda en boca de Langdon un libro titulado La cúpula de Brunelleschi, de Ross King, en la que se nos relata la construcción de la catedral de Florencia. Sin embargo, por lo que he podido ver, está descatalogado en nuestro país…
Y en cuanto a la historia, no os puedo desvelar el argumento… Os diré que no me disgustó. Os dejo aquí las primeras páginas. Tiene un macrogiro argumental en un momento dado que hizo que me sintiera un poco engañado y estafado, como si me hicieran pensar algo que luego no era para nada, y me pareció un poco trampa. Un buen libro debe desconcertar al lector, pero no hacer que se sienta engañado. Pero en general me ha gustado el libro. Cumple su función: entretiene y engancha, y sus más de seiscientas páginas vuelan.
En esta ocasión no se mete mucho con la Iglesia, con la que Brown tiene tanta fijación (no debieron de regalarle un palo en su Primera Comunión).







Solo un poquito: os voy a citar un diálogo del libro:

“–(La Iglesia gasta) enormes cantidades de energía y dinero en adoctrinar a países del tercer mundo sobre las maldades de la contracepción.

–Claro –dijo Langdon con una sonrisa de complicidad–. ¿Quién mejor que un grupo de octogenarios célibes puede decirle al mundo cómo practicar sexo?”
BROWN, Dan (2013). Inferno. Barcelona: Planeta. Pg. 365. ISBN: 9788408114178.
 
 
Y es que el libro va sacando cuestiones sociales y científicas en las que merece la pena pararse a meditar al margen de su tratamiento en la novela. Por ejemplo la superpoblación, especialmente en lugares como Asia o África. Si es que ya lo decían autoridades como la Pantoja y Paquirrín: “No serás mujer completa hasta que un negro te la meta” (declaraciones en el programa Supervivientes emitido por Telecinco el 16 de junio de 2011).
 

Hala, con esta frase para la reflexión culmino esta reseña.

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