viernes, 7 de junio de 2013

Cosas que nadie sabe

 

Empecé este libro con mucho interés, pues Blanca como la nieve, roja como la sangre, aunque no es una novela perfecta precisamente, consiguió emocionarme unos ratos y divertirme otros. Me gustaron varias de sus frases, que me hacían pensar o reír. Y la historia es un típico melodrama, que no me disgustó tampoco. En general fue un libro que me llegó y que suelo recomendar.
Así que al descubrir que D’Avenia ha publicado esta nueva novela, me la compré sin meditarlo demasiado…
Puff, la cosa no empezó bien, aunque encontré una frase que me gustó especialmente:
“Hasta el mar parece no tener límites, pero canta solo cuando los encuentra: al estrellarse contra la quilla se vuelve espuma; al romper contra la escollera, vapor; al terminar en la orilla, resaca. La belleza nace de los límites, siempre”.
D’AVENIA, A. (2013). Cosas que nadie sabe. Barcelona: Grijalbo, p.13. ISBN: 9788425349102.
El problema es que es todo así: ampuloso, snob, sobrecargado, barroco. Lady Gaga es supersencilla al lado del estilo narrativo de este libro. El autor se ha empeñado en querer demostrar que puede escribir bien, y exclamando “¡ancha es Castilla!” se ha liado a poner metáforas rebuscadas por todas partes. Es algo que cansa mucho. Te dan ganas de decir “sí, vale, ya lo he pillado”, y que empiece a escribir de manera más sencilla. Porque lo poco gusta pero lo mucho cansa, y eso no es manera de escribir bien, sino de alardear estúpidamente porque es un estilo que agota al lector. Por ejemplo, en una sola página, encuentro todas estas frasecitas rebuscadas:




1.- “El domingo y el mar abandonaron inmediatamente sus poros”.
2.- “Sus ojos verdes se cerraron y parecieron marchitarse”.
3.- “La luz del rostro se apagó, como una bombilla fundida”.
4.- “Funámbula suspendida sobre el hilo de la vida”.
5.-“Ella salía del vientre del armario”.
6.- “Abrió el armario y le pareció un desierto de madera”.
7.-“Le producía la impresión tristemente desoladora de las cosas que solo nos gustan cuando están llenas: las piscinas, los sobres, las cunas”.
8.- “El vacío omnívoro del abandono devoró la luz de Margherita”.
Como comprenderéis, una buena metáfora ahonda en los sentimientos que el autor desea transmitir, y algunas de ellas son buenas, pero tantas, así, como una ristra de chorizos, una tras otra, provocan hastío y ganas de estrangular al escritor. Muy lentamente.
Es agotador leer un libro que se recrea tanto en la presunción. Carece de la frescura, gracia e ironía de la anterior novela del autor.
Y todo esto solo en las primeras páginas.
La cosa mejora en el segundo capítulo, porque hay más diálogo y el autor no puede explayarse tanto en la petulancia. En serio, hay frases realmente buenas, pero quedan eclipsadas por este estilo, que me agota. Mirad, así es el primer encuentro de los personajes principales:
Se encontró cara a cara con dos ojos azules, casi blancos, estrellas de una galaxia perdida. Margueritta, como un marinero bajo el manto nocturno del cielo, se sumergió en esos ojos y vio algo que se le asemejaba. Giulio, sorprendido por esas dos heridas verdes y melancólicas, le sostuvo la mirada el tiempo que necesita un poeta para inspirarse. Pupilas en las pupilas, experimentaron la sensación de quien se asoma a un abismo a través de una rendija y un embriagador y sagrado vértigo lo sobrecoge. Para no caer tuvieron que dejar de mirarse. (…)Él, criatura invencible de la oscuridad, se había dejado hechizar por una minúscula e insignificante luciérnaga errante en una noche de verano”.
D’AVENIA, A. (2013). Cosas que nadie sabe. Barcelona: Grijalbo, p.45-46. ISBN: 9788425349102.
Un párrafo fascinante, casi mágico, pero que cansa tras la interminable retórica de este hombre, y que lejos de destacar un momento álgido se convierte en algo común, al estar al mismo estilo que el resto de pasajes.
Toda la novela es igual. Recupera cierta soltura en los momentos en que el profesor da clase, pero fuera de ahí es muy agotadora leerla.
En fin, cuenta la historia de Margherita, una adolescente que acaba de empezar el instituto, y a ese momento crucial en la vida debe unir el hecho de que su padre acaba de dejar a su madre. Con todo ello acaba hundida en la incertidumbre y la tristeza.
La novela fluye en torno al personaje de Margherita, sus sentimientos y pensamientos. En la vida de la joven va a cruzarse Giulio, un joven marcado por un pasado vacío y no muy seguidor de las normas. Casi un gamberro al que, sin embargo, le da por escuchar a Beethoven. Juntos, ambos irán redescubriéndose y creciendo.
Pero no es tampoco una novela de amor, sino más bien de sentimientos.
Alessandro D’Avenia recupera para esta novela también el personaje del profesor, aunque lejos de ser la figura profética y guía de su anterior novela, el profesor de Cosas que nadie sabe es un ser inseguro y pusilánime, alguien que también trata de enfocar la enseñanza desde un punto de vista distinto al convencional, mejor para sus alumnos, pero que luego en su vida privada se convierte en un quiero y no puedo sin sangre en las venas. Un señor que ni fu ni fa, con una novia con más paciencia que un santo.
El elenco se completa con la peculiar amiga de Margherita, Marta, y su extravagante pero excepcional familia. La mayoría de sus miembros tan solo aparecen en un capítulo, pero el lector los recuerda durante toda la novela.
Y la familia de la joven: su madre, su padre, su hermano pequeño (un gran personaje también) y su abuela, una siciliana amante de la cocina que fue el personaje que más me gustó. Probablemente, tal y como me sucede en estos casos, porque extraño a la mía.
En el libro aparece un pasaje que me gustaría destacar:
“En la vida de todos los días nadie te pide que cuentes la historia que te atormenta el corazón o te lo corroe, y si alguien te lo pide, en la vida de todos los días nadie consigue contar esa historia, porque nunca encuentras las palabras y los matices adecuados, no te atreves a ser frágil y auténtico, a estar desnudo. Esa historia debe llegar desde fuera, como cuando los libros nos eligen y los autores se convierten en amigos a los que nos gustaría llamar por teléfono al concluir la lectura para preguntarles cómo es que nos conocen o dónde han oído nuestra historia. Esa historia es un espejo que te sorprende exclamando: habla de mí, este soy yo, pero no tenía palabras para contarlo. Y a lo mejor descubres que no estás solo, definitivamente solo.”
Es un pasaje que me parece tan cierto que me encantó. Es verdad que los libros que mejor conectan con nuestra alma son aquellos que contienen al menos un diminuto fragmento de esta. Por desgracia, aquellos que pueda contener esta novela en particular, se ven eclipsados por la fatiga que su prosa crea en el lector. Y es que la novela cuenta con algunas frases y pensamientos brillantes, pero que son como estrellas titilantes en el infinito vacío del negro espacial. Negrura que se lo come todo, que no permite que destaquen pasajes como:
“El corazón no es sino una fila de habitaciones, cada vez más pequeñas, una entra en la otra por una pequeña puerta cerrada y por escaleras que bajan. En total son siete habitaciones. El corazón del corazón es la séptima, la de más difícil acceso, pero la más luminosa porque las paredes son de cristal. La alegría y el dolor llegan a esa habitación y son la llave para entrar. La alegría y el dolor lloran las mismas lágrimas, son la madreperla de la vida, y lo que importa en la vida es mantener intacto ese trocito de corazón, tan difícil de alcanzar, tan difícil de escuchar, tan difícil de regalar, porque ahí todo es verdadero”.
D’AVENIA, A. (2013). Cosas que nadie sabe. Barcelona: Grijalbo, p.223. ISBN: 9788425349102.
En fin, una novela con una historia que sí es cierto que mejora en la tercera parte del libro, pero en la que se echan de menos los momentos que tenía la anterior cuando casi sin querer te arrancaban la sonrisa. ¿Mi recomendación? Allá cada uno, yo creo que tenemos demasiado poco tiempo como para no seleccionar muy bien los libros que leemos, y este puede quedarse en el estante. Pero para gustos, los colores, oiga. Y dicho esto, hala, me voy a abrazar un árbol…
 
-Título: Cosas que nadie sabe.
-Autor: Alessandro D’Avenia.
-Género: Narrativa.
-Editorial: Grijalbo.
-Precio: 17,90€.
-Isbn: 9788425349102.
-Alma: Recargada y con claroscuros, hecha de requesón, chocolate y corteza negra de roble.

 

 


1 comentario:

  1. Yo leì Blanca como la nieve roja como la sangre. Me encantò màs que todo por como D'Avenia, que es un genio de la vida, plasma la vida de un adolescente y sus pequeñas y grandes crisis. Yo, con 16 cuando lo leì (ahora tengo 17 casi 18) me sentì plenamente identificada con los fuertes sentimientos de Leo. Ademàs me fascinò la forma màgica de como narra los episodios màs fuertes e importantes entre Leo y Beatrice y Leo y Silvia. Te hacen sentir las sensaciones de Leo como si fueran propias. Si embargo es una novela muy juvenil, demasiado juvenil, que o me extrañaria que a un adulto no le encante, està hecha para penetrar violentamente en los corazones de los adolescentes.

    Cosas que nadie sabe lo quise leer por que habìa escuchado de un adulto que era un libro increible. Ademàs ha crecido en mì cierta admiraciòn por Alessandro D'Avenia, porque si en Blanca como la nieve parecìa saber algunas cosas de la vida que no estàn escritas en ningùn libro de ciencias, pues en Cosas que nadie sabe parece que las sabe todas y de memoria, pese al tìtulo del libro.
    Sabìa que este libro era mucho màs fuerte y hablaba de la vida de una manera mucho màs directa, sin vacilaciones que en Blanca como la nieve...
    El primer capìtulo me cautivò, sentì genuinamente lo que Margherita (mi personaje favorito) sentìa y vivìa, al igual que en el epìlogo, màgicos parrafos capaces no de hacerte sentir las sensaciones del personaje, pero sentir los sentimientos del personaje. La adolescencia de Margherita explotaba y me encantò el enfoque màgico, positivo y bello que le da a esta etapa de la vida, escribiendo en un libro lo que nunca habìa podido yo decir sobre mi adolescencia, mis etapas, mi vida.
    Me parece que aunque es cierto que los pàrrafos estàn muy cargados, es lo que precisamente ayuda a meterse en la escena, tan màgica o devastadora de cada episodio del libro.
    Pero sobre todo me parecio que el libro contiene en cada pàrrafo dardos de verdades de la vida que solo en la literatura se encuentran. Me encantò la idea madre del libro que en cada dolor hay una perla, la madre perla de la vida donde el dolor y la belleza son compatibles.
    Nosotros los hombres hemos tratado de poner dos caras de una misma moneda en dos distintos bolsillos. La belleza y el dolor, el dolor primero, luego la belleza.
    Me encantò el libro, pero cada quièn es cada quièn.
    Creo que el libro està hecho màs para personas muy imaginativas, muy soñadoras y muy capaces de sentir sin miedo e imaginar sin miedo y sobre todo darse cuenta de la realidad de la vida sin miedo...
    Muchas gracias por tu reseña, Pilar.

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